lunes, 4 de julio de 2016

"Cerebro de pájaro" : el motivo por el que no duermes bien fuera de casa.



¿Te cuesta trabajo dormir fuera de casa?

Es un hecho contrastado, salvo algunas excepciones que rompen la norma, que la gran mayoría de nosotros dormimos peor cuando lo hacemos fuera de casa, aunque es cierto que por lo general ese efecto se va difuminando a medida que pasan los días. Podríamos pensar que es debido a la cama, a la almohada, pero no, al final la ciencia nos desvela que tiene una explicación lógica. La conclusión es que nuestro cerebro reacciona ante lo que considera una "alerta de peligro", y nuestro hemisferio izquierdo se mantiene en estado de "vigilancia" en esas circunstancias.
Según un reciente estudio realizado en la norteamericana Universidad de Brown (Rhode Island), ese hemisferio izquierdo se mantiene más atento al sonido mientras dormimos y, en cierto modo, más despierto que el derecho. Sin embargo, esta considerada "asimetría" se produce principalmente durante la primea noche y va desapareciendo durante las sucesivas aunque no es seguro que llegue a desaparecer por completo. Este estudio, publicado en la revista científica  Current Biology, concluye que "el sueño es notablemente peor durante la primera noche en un hotel o en un laboratorio de estudio del sueño (donde se realizó el mismo)" según manifiesta Yuka Sasaki coautora del mismo.  Especialista en lingüística cognitiva y ciencias psicológica , Sasaki continuó afirmando que "en Japón hay una expresión que dice que si cambias tu almohada no podrás dormir, todos sabemos que no dormimos bien en lugares nuevos". Junto con Masako Tamaki, autor principal del estudio, llevaron a cabo  experimentos con la finalidad de medir la actividad cerebral durante dos noches de sueño. Así, durante la primera noche los investigadores estimularon el hemisferio izquierdo con pitidos irregulares en el oído derecho (los pitidos estimulan el hemisferio contrario al oído en que se producen) y vieron como se producía "una mayor vigilia y un despertar más rápido" que al estimular el oído derecho mediante pitidos en el oído izquierdo. Durante la segunda noche, y repitiendo el mismo patrón, las diferencias fueron sensiblemente inferiores, en muchos casos inapreciables. Añadir que los resultados fueron analizados utilizando tecnologías como electroencefalogramas y resonancias magnéticas. La conclusión fue que durante la primera noche sobre todo "una zona determinada del hemisferio izquierdo permanece más activa que el derecho, especialmente durante una fase del sueño profundo conocida como sueño de onda lenta". 

Hemisferios del cerebro y sus funciones

Sin embargo, Sasaki añadió que "estos hallazgos no responden todas las preguntas sobre el efecto de la primera noche" ya que  una de las cuestiones que debe seguir analizándose es "si el hemisferio izquierdo se mantiene despierto toda la noche o trabaja alternándose con el derecho". Del mismo modo, y siempre según la científica, "tampoco está totalmente claro de que esa zona actúe como un vigilante solitario", ya que algunos estudios la hacen responsable de que soñemos despiertos durante el día y tiende a seguir funcionando "cuando otras partes del cerebro están bastante inactivas". Finalmente concluyó indicando que "existe la posibilidad de que podamos desconectar de alguna forma esa función de vigilante nocturno", así hay personas que tapándose los ojos, con tapones en los oídos, llevándose su propia almohada u otros trucos similares consiguen, en mayor o menor medida, conciliar mejor el sueño cuando duermen fuera de casa, sobre todo en esa primera noche que dormimos en una cama ajena.

Cerebro humano y de pájaro



Conocido por algunos como "efecto de la primera noche", se ha llegado a definir este efecto como "cerebro de pájaro" ya que estos animales mantienen despierto una parte del cerebro mientras duermen, teniendo un ojo ligeramente abierto para estar alerta. Y es que según un estudio publicado en el año 2005 en la revista Nature Reviews Neuroscience por científicos de la Universidad de Duke (Carolina del Norte) el cerebro de los pájaros es muy similar al de los humanos, ya que según Erich Jarvis, director del mismo, pueden aprender canciones, imitar la forma de hablar, utilizar herramientas y hasta contar. Así que, si en algún momento te dicen aquello de que "tienes un cerebro de pájaro" ya sabes que para nada has de considerarlo un insulto como sucedía hace no muchos años, cuando se  pensaba aún  que el cerebro de estos animales era bastante primitivo.


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